"La desbandá" es un libro de Luis Melero, que relata una parte de la historia de Málaga en una época, que por suerte, mi generación y la de mis hijas no vivimos, pero que no está tan lejos, pues nuestros padres y abuelos sí que la vivieron.
Transcurre en los años 1935 y 1936, en una Málaga empobrecida y castigada, donde había que buscarse la vida para luchar contra el hambre y contra los hombres y sus ideales... "El Chafarino" un pescador ciego que habitaba una choza de cañas se dirije al protagonista "El Mani" y le dice así:
"La barbarie de los hombres es un reflejo pálido de la barbarie de los cielos. Hagan lo que hagan los humanos, hasta lo más monstruoso, es insignificante comparado con lo que hacen los dioses. Hubo un tiempo en que conducían a toda la Humanidad al holocausto; hacían arder el firmamento; inundaron muchas veces toda la Tierra para exterminar a los hombres. Y estas playas han sido testigos innumerables veces de su furor. Ya véis lo tranquilito que la mar es aquí y sin embargo, yo he visto olas tremendas que desmoronaban los acantilados y los espigones como si fueran de harina. Porque en esta bahía hay algo que les enfurece. Esta ciudad sobrevive a duras penas bajo las iras divinas y el desprecio rencoroso de las capitales que las rodean y es que, de acuerdo con la lógica, Málaga no debería existir; es una rareza a medio camino entre el Edén y el infierno que perturba tanto a los dioses como a los humanos. Hubo un político malagueño el siglo pasado, llamado Cánovas del Castillo, que cuando le transmitía el poder a su rival, Sagata, cosa que ocurrió muchas veces, le decía: "Te entrego el poder de España, menos el de mi provincia, porque a ésa no hay quien la gobierne. Los reyes han pasado por aquí muy pocas veces y de puntillas, sin escucharnos porque le damos miedo. Y lo incompresible es que los dioses ayudan a los reyes desatentos y a los vecinos envidiosos. Esta ciudad ha sido destruida montones de veces por los piratas y muchos de vosotros descendéis de piratas, vikingos inclusive, pero tales destrucciones no fueron nada comparadas con las plagas terribles y las calamidades que se han cebado con nosotros. No hace dos siglos en 1756, la peste estuvo a punto de acabar con la población, y también en 1805 la peste nos arrasó, y en 1810 Napoleón incendió completamente la ciudad y pasó a cuchillos casi todos sus habitantes y hace menos de 40 años que la filoxera devoró nuestra principal riqueza las viñas, y hace 28 años, en 1907, hubo una riada loca que arrasó toda Málaga. Poco después, sufrimos más que nadie por lo de Marruecos. Y en 1931, perdimos nuestro patrimonio artístico y nos volvimos pobres de solemnidad. Ya toca de nuevo. Si no es una ola, será un terremoto, pero algo viene a aniquilarnos".
Málaga, envidia de muchos, y pese a bárbaros y dioses..."Ciudad del Paraíso"
Tomo nota del título. Para reflexionar sobre lo que dice este viejo pescador. A veces pensamos que nuestra ciudad no tiene tantos monumentos importantes como otras ciudades andaluzas, como si no fuera tan "rica", pero se me ocurre pensar que la gracia malagueña es ser "eternamente joven", renace y vuelve a renacer cual ave fénix, seguramente esa es nuestra idiosincrasia, y nuestro bagaje cultural de tantos y tantos pueblos que han dejado su impronta.
ResponderEliminarBesitos, guapo.